Lo prometido es deuda. Y no hay nada más ejemplificador que cumplir con las promesas. Coherencia. Decir lo que se piensa y hacer lo que se dice. Aunque vaya contra la corriente. Y contra la ley. La moral. O las buenas costumbres. “Los evasores son héroes” sentenció alguna vez cuando no era presidente. Ante empresarios. Muchos que también eran “empresaurios”. Y algunos expertos en gambetear al fisco. Debía pasar un tiempo. Pero el verbo se iba a hacer carne. Aunque parecía imposible. Claro que nunca es para todos. Sería colectivizante. Imperdonable. Incongruente. Para tener premio hay que hacer méritos en el reino de la meritocracia
Solo los “mejores” llegan ala cima. Como los mejores hackers a los que contratan los hackeados. O los hackeables asustados. Pero los comunes corren el riesgo de pagar con su libertad o su patrimonio. No por la ilegalidad de sus acciones . Sino por su torpeza. Su falta de contactos poderosos.O insuficiente carencia de escrúpulos. Toda una lección. Por eso, quién mejor para perseguir evasores (a discreción) que un experto en eludir la lupa del fisco y los controles aduaneros. Alguien que tiene nombre y apellido, muy comunes. Pero no tiene cara. Un descarado. En el ARCA de Milei.


