Luego de iniciar su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, Donald Trump dedicó dos órdenes ejecutivas a México y ordenó el envió de militares a la frontera México-EU para evitar el tráfico de fentanilo y otras drogas.
Además, Trump firmó una orden ejecutiva con una ambición sin precedentes: Crear un sistema capaz de proteger a Estados Unidos de cualquier ataque aéreo extranjero, sin importar su origen o magnitud. El proyecto fue bautizado como Golden Dome, una referencia directa al Domo de Hierro de Israel, pero llevado a una escala mayor.
La Casa Blanca ha insistido en que este escudo antimisiles y antiaéreo podría construirse por alrededor de 175 mil millones de dólares y estar listo antes de que Trump deje el poder en 2029. Sin embargo, un análisis de Bloomberg plantea un escenario muy distinto: el costo real podría dispararse hasta 1.1 billones de dólares.
La razón no está solo en el tamaño del proyecto, sino en su complejidad técnica. El ‘Golden Dome’ no se limita a interceptores terrestres, sino que apuesta por capas de defensa desde la superficie hasta el espacio e incluye tecnologías que aún no existen y que requerirían miles de satélites, radares avanzados y sistemas de energía dirigida.
Aun así, no hay garantía de que el sistema funcione. Como resume Bloomberg: “Incluso si el ‘Golden Dome’ llega a ser operativo, no hay garantía de que sea completamente efectivo”.
El Golden Dome es un proyecto de defensa integral diseñado para detectar, rastrear e interceptar amenazas aéreas que van desde misiles balísticos intercontinentales hasta drones de bajo costo, pasando por misiles hipersónicos y de crucero. La orden ejecutiva firmada por Trump establece que el sistema debe ser capaz de frenar un ataque de cualquier adversario extranjero.
De acuerdo con Bloomberg, el escenario de referencia para calcular costos es el peor posible: Un ataque simultaneo de Rusia, China y Corea del Norte, países que concentran cientos de misiles nucleares. Bajo ese supuesto, el sistema tendría que enfrentar al mismo tiempo cientos de misiles balísticos, más de mil misiles de crucero y hasta 10 mil drones.
Estados Unidos ya cuenta con defensas limitadas, como interceptores terrestres en Alaska y California. Pero esos sistemas fueron diseñados para amenazas acotadas, no para un ataque masivo y coordinado. El 'Golden Dome’,en cambio, pretende cubrir todo el territorio nacional y actuar en múltiples fases del vuelo de un misil.
El corazón —y el mayor problema— del Domo Dorado de Trump está en el espacio. La orden ejecutiva exige una constelación de interceptores espaciales capaces de destruir misiles incluso antes de que salgan de la atmósfera o mientras se desplazan en órbita.
Bloomberg subraya un punto clave: Esa tecnología no existe aún. Para hacerla realidad, Estados Unidos tendría que diseñar, fabricar y desplegar cientos o miles de satélites armados, cada uno con sensores, sistemas de guiado y capacidad de impacto cinético.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, citada por Bloomberg, solo esta capa espacial costaría entre 161 mil millones y 542 mil millones de dólares. Y eso sin contar costos operativos, mantenimiento ni reposición de satélites dañados o destruidos.
El Pentágono ya comenzó a dar pasos preliminares. A finales de noviembre, la Fuerza Espacial otorgó contratos por 9 millones de dólares para desarrollar tecnologías de interceptores. Son montos marginales frente a la magnitud del proyecto, pero reflejan que el diseño aún está en una primera fase.
Más allá del espacio, el ‘Golden Dome’ refuerza y multiplica sistemas ya existentes como Patriot, THAAD y Aegis Ashore, además de radares avanzados como el AN/TPY-2. Estas plataformas pueden interceptar misiles de corto y mediano alcance, así como aeronaves y misiles de crucero.
Bloomberg calcula que cumplir con la cobertura total implicaría decenas de baterías adicionales, miles de interceptores y una red de radares distribuidos en todo el país. El costo de estos componentes, se eleva por el volumen requerido.
A esto se suma la vigilancia aérea constante mediante aviones de combate, plataformas de alerta temprana como el E-2D Hawkeye y aviones cisterna para mantener patrullas continuas en el aire. Todo ello incrementa el gasto en operación y logística.
La capa final del ‘Golden Dome’ estaría dedicada a amenazas de baja altitud, principalmente drones, un tipo de arma cada vez más usado hasta por narcos en México debido a su bajo costo y facilidad de producción.
Bloomberg destaca que proteger a Estados Unidos de un ataque masivo con drones requeriría sistemas capaces de destruir decenas de objetivos al mismo tiempo, de forma barata y eficiente. Por eso, el proyecto contempla armas como láseres de alta potencia y microondas.
Sumando todas las capas —espacial, atmosférica y terrestre—, Bloomberg estima que un ‘Golden Dome’ capaz de cumplir plenamente con la orden ejecutiva de Donald Trump costaría alrededor de 1.1 billones de dólares, más de 500 por ciento por encima de la cifra oficial de Trump.
Una versión más “modesta”, diseñada para repeler un ataque de un solo adversario como Rusia, tendría un costo de 844 mil millones de dólares, según el mismo análisis.
“Una futura administración y un futuro Congreso tendrían dificultades para ver todos estos gastos y concluir que es una buena idea”, dijo Dave Vorland, exfuncionario del Pentágono durante la administración Biden.
Más allá del presupuesto, el Golden Dome enfrenta críticas por su impacto geopolítico. Expertos citados por Bloomberg advierten que una expansión acelerada de la defensa antimisiles de EU podría detonar una nueva carrera armamentista, incentivando a Rusia y China a desarrollar más armas nucleares para saturar el sistema.
No sería la primera vez que un proyecto así se queda en el camino. Iniciativas similares en los gobiernos de Ronald Reagan y George H. W. Bush fueron abandonadas por costos excesivos, dudas técnicas y falta de respaldo legislativo.
Como concluye Todd Harrison, investigador del American Enterprise Institute: “El nombre, el concepto y el programa del Golden Dome probablemente no sobrevivan a esta administración”.
Con información de Bloomberg.


